El español, lengua indoeuropea que pertenece a la rama occidental de las lenguas románicas, es la lengua románica con un mayor número de hablantes, cerca de 400 millones, por lo que se sitúa, a su vez, en el tercer idioma más hablado del mundo tras el chino y el inglés. El español, también denominada castellano ya que se originó de la variedad de romance que se habló en Castilla en la Edad Media, es la lengua oficial de España y de más de una veintena de países más de América del Sur y de América Central. Además, existen importantes comunidades de hispanohablantes en todo el mundo, entre los que destaca la de Estados Unidos con casi 20 millones de hablantes, Filipinas, Marruecos o Australia.
La contundente cifra de hablantes que tiene el español y su estatus de lengua oficial en números países ha conducido a esta lengua a ser un referente en las relaciones internacionales. Así, el español es uno de los seis idiomas oficiales de la Organización de Naciones Unidas, y la tercera lengua más utilizada en Internet. Estos datos hacen que sea poco menos que imprescindible el uso de esta lengua para obtener la mayor difusión posible del mensaje que se desea trasmitir.
La condición de lengua oficial del español en numerosos estados, así como en diferentes organismos internacionales ha provocado que su peso dentro del mundo de la traducción, y más concretamente dentro de las traducciones juradas, sea muy destacado. La traducción jurada es la traducción oficial de todo tipo de documentación que requiera una validez legal, por lo que sólo puede realizarla un traductor que esté acreditado para ello, el cual avalará la validez de la mima mediante su sello y firma oficiales.
Dentro de dichos organismos, las traducciones juradas de documentos de muy diversa índole (certificados, títulos, documentos de identidad, escrituras, etc.) que requieren de un valor legal, así como la intervención de intérpretes jurados (intervención oral), son muy usuales. En la actualidad, por lo que se refiere a la metodología, se reconoce la importancia de las normas transitorias para la traducción jurada publicadas por la Asociación Profesional Española de Traductores e Intérpretes (APETI) en 1992. Se trata de una normativa bastante amplia y desarrollada, que presta atención a los aspectos más importantes del proceso de ejecución de las traducciones juradas. Esta normativa no sólo es aplicada al caso particular del español, sino que es también válida para las traducciones juradas de otras lenguas en el territorio español.
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